Manzi también es docencia. Como el doctor Bilardo; el profe Córdoba; Chiche Niembro, grandes referentes del análisis critico y científico del balompié nacional, nosotros tenemos nuestra tablita analizadora con forma de cancha de fulbo. Con ella intentaremos desmenuzar y explicar las grandes jugadas, las diferentes maneras de pararse en el campo de juego y, tratándose del verde, hasta los más insólitos errores.
Para esta primera ocasión, pondremos nuestra lupa observadora sobre el desempeño de la defensa verde en el encuentro disputado entre nuestra gloriosa institución y Repitiendo la milanesa por la onceava fecha del Apertura 2007. Más precisamente, haremos hincapié en el segundo gol del conjunto albirojo. Que les sea de provecho.
Para esta primera ocasión, pondremos nuestra lupa observadora sobre el desempeño de la defensa verde en el encuentro disputado entre nuestra gloriosa institución y Repitiendo la milanesa por la onceava fecha del Apertura 2007. Más precisamente, haremos hincapié en el segundo gol del conjunto albirojo. Que les sea de provecho.
Lateral ofensivo para Repitiendo la Milanesa sobre la izquierda de la defensa de Manzi. El jugador A se apresta a hacer efectivo el saque de banda. Sus compañeros, B: C y D, toman posiciones de ataque en las inmediaciones del área. Como Dios manda, los jugadores del verde, marcan en forma personal a sus rivales (el famoso uno con uno, no va a pasar ninguno).
FIGURA Nº 2: “Debacle total”.Apenas A pone en juego el balón cediéndolo a B, los jugadores de Manzi se abalanzan hacia la pelota como entusiastas párvulos de primer grado en el recreo. Así dejan libres de marcación a dos (C y D) potenciales receptores del esférico, listos para anotar.
FIGURA Nº 3: “Bang, bang, estas liquidado”.
Aún rodeado de camisetas verdes, B logra efectuar un pase a C, que entra al área en pantuflas, como si fuera el living de su casa. Con todo el tiempo del mundo, el delantero se ceba un mate, ojea el deportivo del domingo y realiza un disparo rasante, que ingresa al arco por palo derecho (la clásica ratonera) del arquero que, con menos reacción que un Fiat 600, no logra impedir el gol.

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