La muchedumbre comenzó a llegar al centro porteño poco después de pasado el mediodía, cuando las primeras noticias de la resonante victoria comenzaban a llegar. A pesar del calor insoportable, los simpatizantes del verde quisieron ser parte del histórico acontecimiento y demostrar su algarabía. Justificada por donde se lo mire. Tal es el caso de Hermenegildo Quiñones, que con sus 70 años a cuestas se hizo presente y sostuvo: “No me quería morir sin ver a Manzi campeón”. Cuando se le informo que en realidad no era ese el motivo de la reunión, sólo atino a decir: “Ya me parecía raro”.
La comisión de prensa de Manzi informo con un comunicado, que la asistencia fue de quince mil personas aproximadamente. Fuentes del gobierno porteño calcularon la concurrencia en cerca de “cuatro gatos locos”. Mientras que la Policía Federal sostuvo que, a ojo de buen cubero, había veinte tipos con remeras verdes en actitud sospechosa, que fueron dispersados por la infantería, en forma preventiva (y para evitar inconvenientes), con gases lacrimógenos.
En el plano estrictamente deportivo, (y fuera de joda) hay que decir que el equipo homero volvió a la victoria después de casi cuatro meses. Y lo hizo en forma categórica, venciendo con justicia a uno de los punteros de la Copa de Bronce del Torneo Centenera. Si bien no desplegó un fútbol de alto vuelo, el trabajo defensivo fue correcto (alto desempeño de Zucho grande), tuvo una mayor presencia ofensiva y pudo haber ganado por un margen más amplio, pero le falto afinar la puntería. Sobre todo cuando el rival se adelanto en busca del descuento, regalando generosamente sus espaldas.
Lo más destacable, incluso más que la victoria en si misma, es que Manzi parece haber recuperado la mística. En el partido con Zunny, hubo actitud de sobra. Con ella, el verde pudo imponer las condiciones del partido. Y con actitud, también pudo sobrellevar los pocos tramos del partido donde fue superado por su rival.
Cuando faltan dos semanas para el comienzo del Apertura 2007, Manzi dio señales de vida. Justo a tiempo.
Una muchedumbre eufórica celebro el triunfo de Iron Manzi en el Obelisco de la ciudad de Buenos Aires.
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