
Manzi perdió porque, en el segundo tiempo, borro con el codo lo que, con prolijidad y buena letra, había escrito a lo largo del primero. Atendiendo el mandato de su historia, el verde (nuestro verde) se agrupo, para esperar en el fondo y salir rápido, lo de rápido es un decir, de contra. Sin desesperarse aguanto los momentos en que su rival intento arrinconarlo más de la cuenta. Estando en desventaja no perdió la paciencia, cuido el balón y llegó al empate marcando un gol de gran factura colectiva.
Lamentablemente, en la parte final del encuentro Manzi no pudo sostener su correcto andar. Scratch salió mejor armado en el ataque y el verde (nuestro verde) no tuvo mejor idea que entrar en el golpe por golpe, cuando lo más aconsejable hubiera sido sacarle ritmo a las acciones, pinchar el partido. El mayor peso ofensivo del equipo verde fluo (el verde de ellos) inclino la cancha y le dio su merecido premio.
En desventaja, volvimos a mostrar los mismos errores que nos llevaron a la triste situación actual, falta de precisión; individualismo; nerviosismo; y un largo etcétera. Perdimos el norte, salimos a buscar el empate como si no faltara todavía un partido. En esa búsqueda frenética y torpe regalamos dos contragolpes, que nuestro rival supo aprovechar para exagerar la diferencia.
Ahora hay que jugarse el resto y tirar la poca carne que queda al asador. No sólo hay que superar a Scratch en la revancha. Tenemos la difícil tarea de superarnos a nosotros mismos. Reformular a Manzi y convertirlo en un equipo ofensivo y eficaz (pavada de trabajo). Como están las cosas; o logramos la hazaña, o nos comemos veinte. Le ruego a Dios que sea lo primero.
Aguante Manzi carajo!!!
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