Corazón puntero

Hay razones del corazón que la razón no entiende. De que otra forma explicar si no, esa milagrosa recuperación de Manzi, que perdía (y perdía bien) 3 a 0, que se tambaleaba al borde del abismo, que se bajaba de la lucha por el campeonato y que en quince minutos se jugo a todo o nada, para acertar un pleno sin reparar en merecimientos y cantar bien fuerte por esa victoria increíble.
La razón dice que Potenza fue más que el verde, por lo menos durante la primera mitad. El equipo rosa y negro se hizo dueño de la pelota y la monopolizo con buen pie durante los primeros veinte minutos. La muchachada manzista estaba imprecisa y no le encontraba la vuelta al partido. Fue así que, aún sin crear una gran cantidad de jugadas de peligro, Il leoni se fue al descanso ganando por dos y con pronostico más que favorable.
Todo parecía estar mal para Manzi. Con el segundo tiempo recién comenzado, desperdicio tres chances claras de descontar. Para peor, Potenza sorprendió con un pelotazo y, en su primer avance serio, se puso tres arriba. Paradójicamente, el tanto que tendría que haber sentenciado la contienda, sirvió para que, perdido por perdido, el verde saliera a buscar la hazaña. Algo grande estaba por venir. El corazón verde estaba vivo.
Quizás, sabiéndose ganador, A. C. Potenza se relajo y le permitió tener, por primera vez, el control de la pelota. Comandado por Martin, el verde empezó a generar peligro y a preocupar a la defensa rosa y negro. El descuento del Wino, fue el preludio de un nuevo partido.
Puesto a quemar las naves, el escuadrón esmeralda se instalo en campo rival a torcer el destino. El verde iba sin mirar atrás y su porfía tuvo merecido premio. En tres minutos, Martín metió dos goles y las cosas volvieron a cero. O casi. Porque Potenza quedo sorprendido ante el brusco cambio en las acciones y no consiguió reaccionar.
Manzi tomó nota de esa confusión rival y la aprovecho al máximo. Con dos nuevos goles de Martín (el segundo de emboquillada al arquero, de atrás de mitad de cancha) el cotejo paso a tener nuevo, y definitivo, dueño. Una vez arriba, levanto el pie del acelerador y espero que el tiempo transcurra ante un rival que no salía de su asombro. El gol de Pancho decoro el postre.
Dice el gran Roberto Fontanarrosa en su libro “No te vayas campeón” que los grandes equipos demuestran que lo son, cuando van perdiendo. Es recién ahí, cuando hay que salir a empatar, abandonar todo recaudo en busca del gol salvador, cuando se ve el verdadero carácter de un conjunto. Por lo menos ayer, aún sin jugar del todo bien, Manzi fue un gran equipo.
Con esta victoria, el verde logro treparse a la cima del campeonato. El final del camino esta cerca. A lo largo de estas trece fechas, Manzi demostró tener la sangre, el fuego y el fútbol necesarios para ser un legítimo aspirante a la gloria. Resta hacer un último esfuerzo, para que el sueño se haga realidad. Es ahora o nunca.
Aguante Manzi carajo!!!