El arte de resistir

Sólo seis minutos le faltaron al viejo y glorioso Manzi F. C. para dar el golpe del fin de semana y vencer al, hasta el domingo pasado, único puntero del campeonato, Candomberos. Haciéndole una finta a lógica, el verde se llevo un empate en dos por la décimo segunda fecha del Torneo Centenera Clausura 2009. Un punto vital en la carrera contra reloj por escaparle al descenso.
Era un compromiso de extrema dificultad, para un equipo que lucha por resurgir. Frente a un contrincante de mayor riqueza técnica, individual y colectivamente, Manzi hizo un buen primer tiempo donde jugo sus cartas con inteligencia. Se agrupo bien atrás y salió rápido de contra. Tal es así que, pese a que Candomberos fue dueño casi exclusivo del balón, ambos bandos estuvieron parejos en cuanto a la generación de jugadas de riesgo.
Un bombazo de Ale Pereyra, que jugo en gran forma pese a estar lesionado, rompió la paridad. El escuadrón esmeralda no tardo mucho en equilibrar el tanteador. Las características del match no se modificaron con los goles, pero antes de la conclusión de la etapa, llego la sorpresa. Negro robo una pelota en el círculo central, encaro, y ante la salida del arquero, habilito a Wino que puso el dos a uno.
Sin jugadores de recambio, el verde se quedo sin energías apenas comenzada la segunda mitad. Así el arco rosa y la posibilidad de liquidar el pleito quedaron allá lejos en el horizonte. Con su rival claramente monopolizando la pelota y volcado en ataque, Manzi se enfrasco en una resistencia que por momentos, tuvo características de heroica.
Con imprecisiones derivadas del apuro por empatar, Candomberos inclinaba la cancha, acumulaba meritos, pero no lograba quebrar el cerco. La defensa manzista se desdoblaba. La entrega inclaudicable de un equipo ya exhausto era conmovedora. Siempre había una camiseta negra para intentar frenar al rival. Y cuando no, la fortuna y algunas malas definiciones daban una mano para salvaguardar la victoria.
A veces completamente desbordado por el ataque del camdombe, el verde no tenía forma de hacerse del balón para ganar algo de aire y no tenía más remedio que aguantar a cara de perro. Hasta que a seis minutos del final, el campeón en ejercicio de la “C” logro plasmar en la red aquello que parecía inevitable. Y justo. Los de casaca rosa insistieron en la búsqueda de los dos puntos, tuvieron un par de oportunidades para quedarse con la anhelada victoria. Pero no pudo ser.

Manzi logro salir intacto del partido más difícil del campeonato. Quedan ahora cinco fechas para sacar al verde del pozo. Un quinteto de partidos en los que ya no se podrá resignar puntos, si se pretende zafar hasta de la promoción por la permanencia.

Por último y a manera de cierre. ¿Por qué jugamos? Jugamos por algo más trascendente que la mera circunstancia de un triunfo, una derrota, o la ubicación en la tabla de posiciones. Lo hacemos por el placer de jugar el mejor de los juegos con la gente que queremos. Por el orgullo de intentar lo imposible y defender los colores de nuestra camiseta, contra el rival que sea, junto a tipos que dejarían la piel en la cancha por sus compañeros. Tipos que, sin importar limitaciones, aún habiendo dejado todo, siempre tienen algo más para dar. Jugamos, al fin y al cabo, porque a veces se da que, tanta perseverancia y esfuerzo, nos dan la efímera satisfacción de ganarle a la lógica y torcerle, por un rato, el brazo al destino. Nada más… y nada menos.
Aguante Manzi carajo!!!